22/12/2022

LA HISTORIA MÁS GRANDE

LAS CUATRO ESQUINAS

HAZAÑA, DESTINO, LEYENDA, MEMORIA

LA HISTORIA MÁS GRANDE

No es la historia más grande escrita, ya sabemos que el fútbol es un juego, pero el sábado agradecí a Dios que pusiera en mi camino a aquel sacerdote que nos puso un balón en los pies y nos hizo amar el fútbol. Como no iba ni con Argentina ni con Francia, decidí ir con él y dejarme llevar por la propia emoción del juego, y bien sabe Dios que pude disfrutar como muy pocas veces. Argentina jugó con lo que tiene adentro y lo que tiene afuera. Sentían vibrar adentro millones de voces que les decían "ganad, ganad como sea que un océano de sueños llenará el viento del mundo de alegría". Ganó quien más lo deseaba y más lo mereció. Francia cayó en la red tupida de un destino poderoso que ya estaba escrito antes del mundial.


EL HÉROE SILENCIOSO

Si el Dibu, como en nuestro mundial Casillas, no hubiese salvado un gol en el último minuto las lágrimas de Messi llenarían el mar. Habría sido injusto. Francia se fue de sí misma 80 minutos. Y ya hemos visto cuán cruel es el fútbol a veces, hurta la gloria a quien más la merece. Otra despliega la justicia y se rinde al mejor. Lo contrario habría generado una injusta letanía por el mundo, pues no hay mayor dolor que perder lo que ya se tiene en las manos, y Argentina lo tuvo, y perder así, habría generado una depresión colectiva que ni el mejor psicoanalista argentino habría podido resolver. El Duende de la crueldad del fútbol andaba ocioso, embobado en el talento del Dibu. Menos mal, la tragedia estuvo muy cerca.


DUELO DE TITANES

A Mbappé le queda mucho camino para acercarse a Messi. Siete balones de oro por ejemplo, el que viene, varias Champions y sobre todo hundir a los que no lo quieren en una tristeza infinita. El francés rebosa fuerza y talento y solo parece que Haaland le dispute la futura corona. Pero debe olvidarse de Messi, porque el argentino es una fuerza de la naturaleza que será difícil que vuelva a producirse. Seas del equipo que seas no puedes no ser de Messi, por lo que es, por lo que fue y porque en el fuego profundo de su ser aún quedan brasas de fútbol que harán que volvamos a admirarle, y sentir sin ninguna duda que sigue siendo el más grande de todos los tiempos. Somos afortunados. Nos gusta el fútbol. Nos llena el alma Messi.


EL NIÑO Y EL BARRO

No puedo evitar en Navidad remover mi memoria y sentir que del agua del tiempo emergen burbujas enamoradas. No puedo dejar de sentir amor a una escena en un colegio, con las rodillas desconchadas y el corazón ardiendo. Aquella maldita grava sobre la que era inevitable rodar. Unos curas con la sotana levantada hasta las rodillas. Un túnel limpio al bocazas. Un balón lamiendo la niebla. Un gol herido en la poesía de un sueño que será imposible. Cuanto más años cumplo más se acercan aquellos inviernos de luces y Navidad. El patio desnudo del colegio recobra una vida nueva. Y desde esa oscuridad del ayer surge una luz que nace de hoy. El balón, como un ser vivo, recorre el tiempo y despierta la memoria más hundida.

Impreso desde www.manueljulia.com el día 10/12/2023 a las 11:12h.