EL ESPÍRITU DEL TIEMPO

09/07/2023

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Me encuentro entre los españoles que creen debería ser posible una alternativa a la política de bloques. En la realidad no se ve cerca, pero si la lógica de modernidad y supervivencia se impone tarde o temprano se habrá de trabajar en esa tercera vía en la cual ni la derecha es derecha del todo, ni la izquierda es izquierda del todo. O al cabo aun manteniendo su esencia, ambas por responsabilidad social entienden que son necesarios pactos de Estado promovidos porque hay realidades que han de estar por encima de las batallas partidarias y formar parte de un amplio consenso social.

No hablo de unanimidades cercenadoras, sino de satisfacer lo común de un amplio espectro social cercano a los dos tercios. La política exterior, la inmigración, la educación, la sanidad soportadas por unos sólidos cimientos sociales deberían ser las columnas de ese pacto de amplia mayoría. Favorecer la gobernabilidad, por supuesto, para la constitución de los gobiernos por el partido más votado. No tiene lógica que partidos con menos de una decena de diputados, por ser necesarios para un bloque, tengan más posibilidades que otros de idéntico tamaño para llevar a cabo sus propuestas, muchas veces maximalistas.

Sé que el espíritu de este tiempo es de confrontación, pero soy de los que se encuentran cómodos en una zona templada, y no entiendo por qué he de ir al calor o al frío, o sentir que el pensamiento, tan amante de la libertad, ha de estar en una trinchera en cuanto manifiesta sus preferencias. Somos hijos de un viejo pacto entre la social democracia y la democracia cristiana, y fruto de ese entendimiento nuestra sociedad ha prosperado como nunca en su historia.

En el año 2014, aún devorados por la crisis, se produjo un fenómeno casi revolucionario. Se habló de la enorme distancia entre la clase política y la gente, aquello de "la casta", y de la necesaria muerte del bipartidismo. Fruto de ese ansia Podemos y Ciudadanos levantaron la bandera de la diversidad y el imperio de la sociedad sobre "la vieja política sectaria". Años después ambos son ya pasto del olvido (inmensos errores los desterraron). Los independentistas por la izquierda y Vox por la derecha son la tierra prometida. Inquietante.

En nuestra aún breve historia democrática faltan esos pactos de Estado. En la transición sacaron al país de un hondo pozo y nuestra actual prosperidad se basa en ellos. Ahora, el espíritu del tiempo no los favorece (Europa abre los brazos a la extrema derecha), pero somos muchos los que, sintiéndonos incómodos en la permanente confrontación, pensamos que esa colaboración se impondrá tarde o temprano. Pues si el espíritu del tiempo devora la sensatez, en algún momento tendrá que imponerse la lógica del diálogo y entendimiento.